jueves, 16 de junio de 2011

Cómo robar como un artista (y otras cosas que nadie me contó). Parte II

Introducción:

Esta entrada es la segunda entrega de la traducción de "How to steal like an artist (and 9 other things nobody told me)" que publicó en su blog Austin Kleon hace un par de meses. Podeis encontrar la primera parte con una presentación algo más completa en este enlace.


2. No esperes a saber quién eres para hacer algo.


2. No esperes a saber quién eres para hacer algo.

El año pasado había un vídeo por internet con Rainn Wilson, el tío que hace de Dwight en The Office. Hablaba del bloqueo creativo y dijo algo que me chirrió en el oído, porque creo que es una excusa que emplea mucha gente para no crear cosas nuevas: Si no sabes quién eres, cómo eres o en qué crees es casi imposible ser creativo.

Si me esperara a saber "quién soy" o "cómo soy" antes de empezar a "ser creativo"… en fin, seguiría sentado intentando encontrarme a mí mismo en lugar de hacer cosas. Según mi experiencia, es el acto de crear algo lo que nos hace descubrir quién somos.


Crea algo = Conócete.

Ya estás listo. Comienza a inventar.

Quizá te asuste, es normal.

Hay un hecho muy real que asola a la gente formada. Se llama "síndrome del impostor". La definición clínica es "un fenómeno psicológico en el que una persona es incapaz e interiorizar sus logros". Significa que te sientes un estafador, que sólo estás fingiendo y que en realidad no tienes ni idea de qué estás haciendo.

¿Sabes qué?

Nadie lo sabe. No tenía ni idea de qué hacía cuando empecé a emborronar columnas en los periódicos. Sólo sabía que me sentaba bien. No parecía trabajo, era como jugar.

Pregunta a cualquier artista de verdad y te dirán la verdad: no saben de dónde sale lo bueno. Simplemente llegan y hacen lo suyo. Cada día.

¿Has oído hablar de la dramaturgia? Es un término sociológico bonito para algo que dijo este tío en Inglaterra hará unos 400 años:

El mundo es un escenario,Y todos los hombres y muejeres, meros actores;Tienen sus salidas y sus entradas;Y un hombre de su tiempo interpreta muchos papeles.

O, en otras palabras:

Finge hasta que te salga.

Me encanta esta frase. Hay dos formas de interpretarla: "finge hasta que te salga", como si fingieras tener éxito hasta que todo el mundo te vea como quieres, o finge que sabes hacer algo hasta que lo hagas de verdad. Me encanta la idea.




También me encanta el libro Just Kids de Patti Smith. Me encanta porque es la historia de dos amigos que se van a Nueva York y aprendieron a ser artistas. ¿Sabes cómo? Haciéndose pasar por artistas. Te estropearé el libro describiéndote mi escena favorita, el punto de inflexión del libro: Patti Smith y su amigo Robert Mapplethorpe se visten como zíngaros y se van a Washington Square, donde pasea todo el mundo, y una pareja de ancianos los mira de arriba a abajo, y la señora dice a su marido, "sácales una foto, se creen artistas". "Bah, déjalo", responde él, "sólo son críos".

A lo que me refiero es: todo el mundo es un escenario. Necesitas una escena, necesitas un vestuario y necesitas un guión. La escena es tu lugar de trabajo. Un estudio, un escritorio o un cuaderno. El vestuario es tu atuendo, tus pantalones de pintar, tus chanclas de escribir o ese sombrero raro que te da ideas. El guión es el tiempo. Una hora por aquí, otra por allá. El guión de una obra es sólo la medida de los tiempos en que ocurre todo.

Finge hasta que te salga.

Escribe el libro que te gustaría leer.

3. Escribe el libro que te gustaría leer.

Una historia rápida:

Parque Jurásico se estrenó el día de mi décimo cumpleaños. Me encantaba. Estaba medio obsesionado con ella. En fin, ¿qué chaval de 10 años no lo haría? En cuanto salí de la sala de aquel cine de pueblo me moría por una segunda parte.

Me senté al día siguiente en nuestro antiguo PC de pantalla verde y escribí una secuela. En mi versión, el hijo del guarda al que se comían los velociraptores volvía a la isla con la nieta del creador del parque. Uno quería destruir lo que quedaba del mismo, la otra salvarlo. Por supuesto se enamoraban y corrían aventuras.

Entonces no lo sabía, pero estaba escribiendo lo que ahora viene a llamarse "fan fiction", historias ficticias basadas en personajes existentes.

Ahí estaba yo, a mis diez años, guardando mi historia en el disco duro.

Al cabo de unos años salió Parque Jurásico 2.

Y era una mierda.

La secuela siempre lo es, comparada con la que tenemos en la cabeza.

Escribe sobre lo que sabes te gusta.

Todo joven escritor se pregunta: ¿sobre qué escribo?
Y la respuesta más manida es: escribe sobre lo que sabes.

Este consejo siempre da pie a historias horribles en las que no pasa nada interesante.

El mejor consejo no es escribir sobre lo que sabes, es hacerlo sobre lo que amas.

Escribe la historia que más te gustaría.
Hacemos arte porque nos gusta el arte.

Toda la ficción, en realidad, es "fan fiction".

La mejor forma de dar con la obra que deberías hacer es pensar en la obra que te gustaría ver y nadie está creando, y entonces hacerla.

Pinta el arte que te gustaría ver, compon la música que te gustaría oír, escribe el libro que te leerías.


Usa las manos.

4. Usa las manos.

Mi dibujante favorita, Lynda Barry, suele decir: "¡En la era digital, no dejes de usar los dígitos! Tus manos son tus herramientas digitales".

Cuando estaba en talleres de escritura creativa en la facultad todos los manuscritos tenían que estar en Times New Roman a doble espacio. Todo lo que escribía era malísimo. Hasta que no empecé a escribir a mano no se me hizo divertido y empecé a mejorar.

Cuanto más me aparto del ordenador mejores ideas tengo. Microsoft Word es mi enemigo. Lo uso siempre en el trabajo, así que intento apartarme de él durante el resto de mi vida.

Creo que cuanto más haces de escribir un proceso físico mejor está. Puedes sentir la tinta en el papel, puedes poner tus escritos sobre la mesa y ordenarlos. Puedes tenerlo todo a la vista.

Hay quien me pregunta por qué no saco una aplicación para enmascarar periódicos en iPhone o iPad, y les digo que hay magia en la sensación del papel impreso en la mano y las palabras desapareciendo al paso del rotulador. Hay muchos sentidos inmersos; hasta el olor de la tinta aporta a la experiencia.




El arte que sale sólo de la cabeza no es bueno. Mira a cualquier buen músico y verás a qué me refiero.

Cuando estoy haciendo mis poemas no parece trabajo, parece un juego.

Así que mi consejo es encontrar una forma de poner tu cuerpo en tu obra. Pinta en las paredes, ponte de pie mientras trabajas, pon las cosas sobre la mesa.

Usa las manos.

5. Los proyectos personales y los hobbies son importantes.

5. Los proyectos personales y los hobbies son importantes.

Hablando de juegos. Algo que he aprendido en mi breve experiencia artística: son los proyectos personales los que molan.

Con personales quiero decir esas cosas que creías que eran sólo "trastear". Que son sólo un juego. Eso es lo que vale la pena, ahí tiene lugar la magia.

Los poemas pintados eran un proyecto personal. Si me hubiera centrado en mi meta de escribir relados cortos, si no me hubiera tomado el margen para experimentar, no estaría donde estoy ahora mismo.



También es importante tener un hobby. Algo que es sólo por ti. La música es el mío (ahí estoy en una tienda de guitarras).

Mi arte está a la vista del mundo, la música es para mí y mis amigos. Nos juntamos cada domingo y tocamos unas horas. Es maravilloso.

Así que la lección es: date tiempo para trastear. Ten un hobby. Es bueno para ti, y nunca sabes dónde te puede llevar…


El Secreto: haz buenos trabajos, y ponlos a la vista de la gente.

6. El Secreto: haz buenos trabajos, y ponlos a la vista de la gente.

Me llegan un montón de emails de jóvenes artistas que me preguntan cómo dar con su público. "¿Cómo me hago descubrir?".

Les comprendo. Fue un poco desolador cuando dejé la facultad. Mi clase era un lugar estupendo, aunque artificial: tu profesor cobra por prestarle atención a tus ideas, y tus compañeros pagan por hacerlo.

Jamás tendrás a un público tan cautivo.

Al poco tiempo aprendes que a la mayor parte del mundo no tiene por qué importarle qué pienses. Suena duro, pero es cierto. Como decía Steven Pressfield: la gente no es malvada o cruel, sólo está ocupada.

Si hubiera una fórmula secreta para conseguir un público, obtener seguidores, te la daría. Pero sólo hay una, y no tan secreta, que conozco: Haz buenos trabajos y ponlos a la vista de la gente.

Un proceso en dos pasos.

El primero, "haz buenos trabajos", es increíblemente difícil. No hay atajos. Haz cosas todos los días. Equivócate. Mejora.

El segundo, "ponlos a la vista de la gente", era bastante difícil hasta hará 10 años. Ahora es sencillísimo: "súbelo a internet".

Cuando le digo esto a alguien me pregunta, "¿cuál es el secreto de internet?"

Paso 1: maravíllate con algo. Paso 2: invita a otros a maravillarse contigo.

Deberías fijarte en cosas en las que nadie se está fijando. Si todo el mundo está pensando en manzanas, dedícate a las naranjas.

Una de las cosas que he aprendido como artista es que cuanto más compartes tu pasión más gente disfruta de tu arte.

Los artistas no son magos, no tienen problema en enseñarte sus secretos.




Aunque no te lo creas me inspira mucho gente como Bob Ross o Martha Stewart. Bob Ross enseñaba a pintar a la gente. Regalaba sus secretos. Martha Stewart te enseña a tener una casa y una vida alucinantes. Regala sus secretos.

A la gente le encanta que le regales tus secretos y, a veces, si eres listo, te recompensan comprando las cosas que vendes.

Cuando abres tus métodos e invitas a los demás a participar, aprendes. He aprendido mucho de los que envían poemas a la página de Newspaper Blackout. También encuentro mucho que robar. Me beneficia tanto como a ellos.

Mi consejo: aprende a picar código. Aprende cómo hacerte una web, un blog, un twitter, esas cosas. Encuentra gente en internet a la que le gusten las mismas cosas que hacer y conecta con ellas. Comparte con ellas.

Eso es todo por ahora. Pronto la tercera y última parte. Hasta entonces.

1 comentario:

R.Martí dijo...

Publicaste la tercera?